Un fantasma recorre por estos días el teatro Opera. El glamour de antaño del hall se ve opacado por una invasión de cajas, pedazos de madera y polvo. El escurridizo fantasma está hoy resguardado entre los recovecos del teatro, pero el 19 de marzo, finalmente, se subirá al escenario. Ese día, se estrenará uno de los musicales más exitosos de todos los tiempos: El fantasma de la Opera.
El musical de Andrew Lloyd Webber, Charles Hart y Richard Stilgoe se presentará en Buenos Aires, producido por T4F, dirigido por el legendario Harold Prince, y con un elenco encabezado por Carlos Vittori, Juan Pablo Skert, Claudia Cota, Nicolás Martinelli y Mirta Arrua Lichi. En una recorrida que LA NACION realizó por el teatro, se pudo observar el trabajo detallado que el equipo técnico, de escenografía y vestuario, compuesto tanto por profesionales extranjeros como argentinos, está realizando para lograr que la producción local sea idéntica a las presentadas en Nueva York, Londres, Madrid, San Pablo, México y otras ciudades.
Al entrar en la sala y ver el escenario, completamente bordeado de frisos dorados de figuras mitológicas, se puede empezar a comprender la complejidad del armado de este musical. Según explica Marcelo Cuervo, productor técnico, fue necesario hacer una intervención arquitectónica sobre el teatro para poder crear un espacio que pudiera contener toda la escenografía y máquinas necesarias para la producción. Para ello, en los últimos meses se hicieron modificaciones sobre la superestructura.
"El mayor desafío de hacer el musical acá fue el guardado de la escenografía -explica Jonathan Allen, diseñador de escenografía asociado- . El set básico encaja en el escenario, pero no hay suficiente espacio para guardar las distintas partes de la escenografía que van a los costados." Allen, quien trabaja en el musical desde la primera producción, estrenada en 1985, tuvo que hacer un detallado plan, según el cual las distintas piezas de la escenografía suben, bajan y se corren, y ocupan espacio tanto en el techo como en el piso y en los laterales del escenario. "Es exactamente como esos rompecabezas chiquitos que tienen varios cuadraditos, pero falta uno y los tenés que ir moviendo", agrega el diseñador.
Las piezas de escenografía, entre ellas un tocador antiguo con un gran espejo, fueron construidas para otra producción de El fantasma... pero se recicló cada una de ellas. "Toda la renovación de las piezas se realizó en el país, con excepción de algunas que fueron realizadas por ingenieros especialistas en Inglaterra y después fueron traídas en avión a la Argentina", comenta Allen.
Una de las piezas más importantes de la producción es la araña, que ya cuelga sobre la platea del Opera. Construida con caireles de plástico de alta resistencia, la araña brilla como si fuera de cristal y es la protagonista de un importante momento de la obra. Según Allen, el mecanismo que permite que la araña suba y baje es muy sencillo, pero lo complicado es lograr que sea 100% segura y que nada falle cuando se produzca la caída de 11 metros sobre el público.
Tan elegantes y especiales como la araña, son los vestidos, trajes, pelucas y zapatos que lucirán los actores sobre el escenario. Para que todo luzca radiante, un equipo de 25 personas, comandadas por la mexicano-suiza Geneviève Petitpierre, trabaja en una sala del teatro bordando, cosiendo y peinando. "Es una producción muy grande que requiere mucha preparación -dice Petitpierre-. Nosotros recibimos al elenco la semana que viene y tenemos que estar listos para que ellos puedan integrar todo en los ensayos. Ya se aprendieron la coreografía y las canciones, y ahora tienen que integrar el vestuario, las pelucas y los zapatos. Se tienen que ver bien allá arriba."
Mientras un grupo de mujeres trabaja bordando una colorida falda que vestirá al personaje de Carlota en una escena, Petitpierre muestra algunas de las prendas más espectaculares de los 150 vestuarios completos que se ven en el musical. "La capa del fantasma está fabricada con lana inglesa, bordada y pesa unos 22 kilos", explica la supervisora de vestuario. Con idéntico orgullo presenta uno de los vestidos más importantes del personaje de Christine, realizado con una seda inglesa especial, exclusiva de las producciones de El fantasma ...
De cada vestuario hay tres trajes o vestidos para asegurarse de que, pase lo que pase, el actor o la actriz siempre pueda vestir la prenda indicada en cada escena. "El espectáculo debe seguir a como dé lugar", dice Petitpierre, y señala el ideal de perfección que persigue la producción. Esa obsesión por el detalle también se nota en la famosa máscara del fantasma. "Todavía la estamos haciendo porque se realiza lo que se llama un face cast al actor para que se hagan las prótesis. Después se fabrica la máscara a la medida del actor." Las pelucas también se adaptan especialmente, tejiéndose en la frente, según el crecimiento del pelo de cada intérprete. En una sala contigua a la de vestuario, varias cabezas de telgopor sostienen algunas de las pelucas que usarán los actores. Allí, los especialistas las peinan y las dejan en perfectas condiciones.
Al volver al hall, después de haber espiado en la "cocina" del musical, todo se ve con otros ojos y de a poco se comienza a adivinar el esplendor que llenará el teatro cuando aparezca, finalmente, el fantasma.
María Fernanda Mugica
Números que asustan
- 1.250.000 dólares es el valor del vestuario original del musical completo.
- 80 millones de personas vieron en todo el mundo El fantasma de la ópera.
- 450 kilos pesa la araña que cae sobre la platea en cada función, quedando a unos 3 metros de la cabeza del espectador.
- 60 cm de largo tiene la peluca de Christine, especialmente fabricada en la India con pelo natural.
- 69 personas trabajan en la parte técnica de la producción frente a 26 actores y bailarines.
- 20 distintos tipos de tela llega a tener un sólo traje del vestuario.
- 6000 caireles tiene la araña
- 120 ciudades lo hospedaron.
- 22 cambios escenográficos.
- 600 millones de dólares costó la producción norteamericana.
- 8761 representaciones sólo en Broadway.